jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Para quién nos educamos en Guatemala?



Tratando de adaptar la teoría de la Ideología y los aparatos ideológicos del Estado a una realidad latente en nuestro país, tomaremos el supuesto elaborado por Althusser que habla de la educación como medio central de la reproducción ideológica de los intereses clase dominante, analizando entonces el sistema educativo nacional, con sus aciertos y contradicciones. Desde ya, perfilamos unos resultados poco alentadores, a pesar (o a razón) de los varios intentos que los últimos gobiernos han realizado (o simplemente declarado). Prosigamos entonces, al planteamiento teórico propuesto por Althusser.

Aparatos Ideológicos del Estado son aquellas instituciones que trabajan a través de la ideología, operando con medios simbólicos que enajenan a los sujetos dominados (dominados por la otra clase) y los vuelven operativos al sistema de producción que necesitará “la reproducción de las relaciones de producción”. Trabaja de manera sutil, alterno a los aparatos represivos del Estado, pero armonizados bajo los intereses de la clase dominante.

El aparato ideológico toral del Estado moderno es, para Althusser, el educativo, pues “toma a los sujetos desde niños, les instruye sobre las habilidades útiles al sistema y a la ideología dominante, y les enseña el respeto a esa ideología en la moral y el civísmo, a fin de sustentar y reproducir el Status quo”. De esta manera, crea nuevos sujetos proletarizados para operativizar las relaciones de producción del sistema capitalista (o los intereses y la ideología de la clase entonces dominante).

Adentrándonos al sistema educativo nacional, comenzamos a vislumbrar una serie de elementos para reflexionar a partir de los supuestos presentados por la teoría althusseriana. Históricamente, la educación en Guatemala fue reservada para algunos pocos, a pesar del demagógico discurso declarado por los presidentes liberales del siglo XIX y principios del XX, que prometía educación gratuita, laica y obligatoria (nótese el carácter obligatorio, que puede sonar noble...pero también perverso). Hasta hace 20 años, más del 50% de la población era analfabeta, principalmente, la población indígena del área rural del país. Como el gobierno encomendó por décadas la educación a los dueños de las fincas y a su concepción vasallistica de las relaciones de producción, pocos avances se tuvieron, asumiendo este autor, el interés manifiesto del latifundista de mantener al obrero “iletrado”.

Los últimos gobiernos que hay ejercido el poder en Guatemala, (los democráticos), han declarado –al menos- su interés por reducir en analfabetismo en el país. Ahora se puede hablar de un 24% de analfabetas dentro del total de los guatemaltecos. Se observa entonces, que al sistema educativo nacional le es suficiente y satisfactorio asegurarse de alfabetizar, conociéndose que la gran mayoría de los estudiantes solo llegan al tercer grado de primaria. Es decir, aprenden a leer, ciertas concepciones básicas de la historia nacional (para nada profundas), y las operaciones aritméticas básicas.

Preguntémonos, en un primer momento, ¿Quién emplea a estos sujetos? ¿Por qué el sistema educativo no realiza esfuerzos de peso (por lo menos luchar por un incremento presupuestal directo y agresivo para el ministerio de educación) para incrementar la escolaridad de los guatemaltecos? ¿A quien conviene un trabajador con escasas nociones educativas y sociales?

En las capas socioeconómicas altas del país, las familias pudientes aseguran los mejores institutos educativos a sus hijos, tanto de enseñanza primara como básica y universitaria. Hace poco, Mario Roberto Morales introdujo en la discusión académica, un concepto que llamó “intelicidio”, que en pocas palabras, expresa como las nuevas nociones educativas (dictadas desde los centros educativos americanos principalmente) y sobre todo los medios de comunicación, promueven una cultura audiovisual que exige pocos requerimientos intelectivos para decodificar mensajes a la niñez y juventud, obviando por tanto, el posible cuestionamiento sobre los mismos.

La cultura audiovisual ha subordinado entonces a la cultura “letrada”, que según el autor, permite a los educandos decodificar un mensaje, para después entender los conceptos que este conlleva, cuestionarlos y después asimilarlos. En este orden de ideas, el joven de ahora asimila y aprende únicamente lo que ve, lo que percibe en un mensaje fácil de codificar, reproduciendo el famoso dicho de “una imagen vale más que mil palabras”. MRM asegura que el objetivo central de estos “mensajes” es el de producir seres que fácilmente acepten y no se cuestionen lo visto o escuchado, erigiendo sujetos proclives al consumo, gracias a la creación de necesidades. ¿Curioso no? Educación “para todos” literalmente. Pero distinta para cada uno.

Finalmente, analizaremos una noticia que fue publicada el día de ayer (03.09.09) en el diario “el Periódico”. Esta presentó que crece el interés de inversionistas extranjeros de implantar en Guatemala más empresas de servicios, específicamente los conocidos “call centers”. Ello, porque han encontrado bastante población bilingüe en el país, principalmente, jóvenes universitarios que ven un primer empleo en tales instituciones. En un segundo plano, se publico la opinión de un empresario nacional (seguramente beneficiado de tal negocio) que aseguró que propondrá al MINEDUC implantar como materia obligatoria, y desde los primeros años de estudio, el Idioma Inglés. ¿Vemos ahora, una relación directa con el supuesto althusseriano? Muchos de nuestros compañeros de universidad trabajan en tales empresas, siendo muchos de ellos, jóvenes de clase media que buscan cooperar con sus padres, o incluso costearse la carrera universitaria con tal empleo. Una nueva capa socioeconómica sale a relucir en este fenómeno: la pequeña burguesía –según Marx- o la clase media.

Siendo consecuentes con el autor, nos proponemos analizar desde el supuesto por el desarrollado, una respuesta a la pregunta que da título a este ensayo.

Primero, el grupo rural, generalmente indígena, e históricamente sometido a condiciones deplorables de empleo y explotación, sería educado (hasta hace algunos años) para cumplir con las labores agrarias que se necesitan en el país, para comerciar los productos del mercado, o para cumplir con empleos básicos en nuestra sociedad (entiéndase consejería, pilotos, maquilas, guardias, empleadas domésticas). Es por ello que sumar, restar, leer y escribir es más que suficiente para la “clase dominante”, asegurándose mano de obra barata, escasamente calificada, presa fácil de una relación laboral injusta. A pesar de ello, muchos ya no llegan siquiera a tales empleos, teniendo el fenómeno de la migración un creciente auge en los últimos años. Investigaciones aseguran que es el mejor capital humano del país el que emprende la odisea que representa la migración indocumentada.

Los jóvenes pudientes del país, se aseguran desde ya lugares en las mejores universidades, estudiando (los que estudian) para poder asegurarse un nivel de vida opulenta, que les permita consumir a gusto y reproducir, como lo dice Althusser, la explotación que caracteriza al capitalismo. Jefes aptos para el consumo. Para ello, una educación que transmita ideologías y concepciones estatizantes (sobre el status quo, muchas veces con fuertes cargas religiosas sin concepciones de colectividad) o bien superficiales o –las concepciones de vida “Light” promovidas por los medios de comunicación- resultarían, según Althusser, útiles al sistema.

Finalmente, jóvenes de clase media, bilingües, para operativizar el sistema comunicativo capitalista, ahora transnacional. Los sueldos son mucho más bajos que en el primer mundo, el inglés es bueno y hay escasez de empleo en el país. El nicho ideal para una empresa de este tipo. Ahora incluso, el sistema buscará crear, por medio de la educación, a estos sujetos, con habilidades bilingües. Y no sería raro que esto se diera en el corto plazo, pues el presidente actual se vanagloria de la atracción de inversión que ha venido representado por los call centers.

Todos ellos, operativos aun sistema, precapitalista en algunos casos, y capitalista en otros. El sistema educativo guatemalteco trabajaría entonces - según la tesis althusseriana- para asegurar sujetos que reproduzcan las relaciones de producción, ahora internacional gracias a la globalización.

¿Se adecua nuestro sistema a los intereses de una clase dominante entonces? ¿Nacional y/o Internacional? ¿Es por ello que se imposibilita una seria reforma educativa, como lo plantearon los acuerdos de paz? Las respuestas serán invitaciones para la reflexión del lector. Piénsese ahora, y según la teoría de los Aparatos ideológicos del Estado, en la apatía juvenil que existe hacia la política...

2 comentarios:

Fukuyama dijo...

Para quienes me conocen sabrán lo que me apasiona el tema de la Educación y para quienes no, han de saber que por la Educación mi vida cambió de paradigma... Sobre el tema hay mucho que hablar...en Guatemala, yo no ni tan siquiera le daría el apelativo de educación, pues educación refiere al desarrollo de las facultades físicas, intelectuales y morales; es decir, la educación es un complemento superior a la instrucción...en mi país, la nombraría "instrucción pública", la instrucción es aquella que enseña cómo realizar algo. El carácter utilitarista con el que se ha instrumentalizado la "educación" ha dado como resultado una mecanización y automatismo de las personas formándolo a través del aprendizaje memorístico y la orientación "tecnisista". Como bien dice Justo, el sistema educativo está diseñado para mantener su ejército de reserva de mano de obra barata. Con la globalización, han encontrado incluso inútil calificar la mano de obra existente, pues es muy fácil conseguir "expertos" extranjeros temporales y continuar con la falta de compromiso con un verdadero proyecto de educación. Lo que solo contribuye a aumentar la pobreza y con ella la desigualdad. Otro punto importante a abordar, es la educación bilingüe intercultural, los tecnócratas a ultranza insisten en que el instruir al pueblo bajo sus códigos no sirve para nada, y que frente a la globalización, deberían aprender inglés -y computación, por su puestos- en su lugar. Estas posiciones parecen ignorar completamente los orígenes del conocimiento mismo, los cuales radican en los símbolos y el lenguaje como medios primarios de la comunicación, la cultura y la cosmovisión. ¿Cómo transmitir conocimientos a un chino en árabe?
Además, como si esto constituyera per se un impedimento para aprender además el inglés u otros idiomas extranjeros, la mente humana tiene capacidad poligdota ¿dónde está entonces el problema?.
El problema está que hasta la educación ha entrado a la lógica del mercado, los pénsums y los títulos, son anunciados por la internet, y los clientes son los que mandan!. La era de las masas, también la ha vuelto complicada, pues existe una mayor competencia y menor asistencia individual. Es decir que, tras las debilidades históricas, la falta de apuesta por el capital social y la indiferencia al desarrollo humano en su capacidad intelectual, el tema se ha visto complicado por los fenómenos de la era moderna y la mundialización, que han cosificado el concepto mismo.
Lo dejo aquí, pues sino no paro...salu2, LORENA

A.I dijo...

Bueno creo que en parte se piensa que es 'mejor' que sea una parte de la población solamente la que tiene acceso a la educación, para así poder controlar o manipular al resto de la población que no ha recibido educación o cuyo nivel educativo es muy bajo. Pienso que el plan podría ser el de contar con mano de obra barata y adecuada para cierto tipo de negocio. Pero pienso que esto no favorece a Guatemala ya que evita que el país adelante, puesto que la gente solo puede realizar cierto tipo de trabajo y no tiene la capacidad de crear sus propias empresas.