sábado, 1 de noviembre de 2008

Historia, Partido comunista y Democracia en Guatemala: ¿Hijos de su tiempo o “inmanente lucha de clases”?


Como lo sabemos, el conflicto armado guatemalteco duro 36 sangrientos años. El penoso resultado de tal confrontación deja ahora cifras que explican en mucho nuestras dificultades de hoy en día. Y es que 20,000 muertos “oficiales” y casi 200,00 desaparecidos dañan y por mucho el tejido social de un país que aparentemente tardará décadas en sanar sus heridas. Sobre todo si la justicia hacia los culpables sigue llegando por la “mano divina”, cuando todos sabemos quienes son, y de que se protegen.

Tratar de levantar una democracia y una competencia electoral, con un sistema de partidos políticos sano, parece ser bastante difícil. Nuestra sociedad en este post-conflicto, quedo marcada por las directrices genocidas del Estado Guatemalteco, por lo que rechazo hacia las políticas de Estado –principalmente los pueblos indígenas-, hacia los partidos políticos y hacia la política en general vuelven nuestro camino aún más complejo. Sin embargo, los Acuerdos de Paz firmados hace 12 años entre guerrilla y Ejército vinieron a brindar un respiro a nuestra sociedad, pensándose, al menos en el papel, la posibilidad de gozar de una vida tranquila, en un marco en que se respetase el Estado de derecho y las distintas posiciones ideológicas en el juego democrático.


Pensarse en este escenario como un partido de izquierda, parte firmante de la paz, parecería en nuestro imaginario, con posibilidades de acceder al poder. Pero si las bases del mismo partido se forjaron en suelos poco estables, visiones ortodoxas y con un discurso que después de 36 años pareció no pernear a los actores necesarios, se complica nuestra visión.

El presente ensayo tratará entonces, de problematizar al partido histórico de la izquierda Guatemalteca –URNG y su visión política bastante apegada a los postulados de nuestro autor en análisis, Louis Althusser- y la validez teórica del marxismo ortodoxo, economicista y cientifista en sociedades que, como la nuestra, se vive una situación post-conflicto, sin justicia, sin Estado de derecho y sobre todo, con muchas de las causas del mismo irresueltas: Pobreza, racismo, violencia, marginación, silencio, injusticia, desigualdad.

Empezaremos pensando a los actores, específicamente, en aquellos que aparentemente estuvieron cercanos a los intereses de la guerrilla revolucionaria que pretendía, con la lucha armada, tomar el poder frente al bélico y punitivo Estado guatemalteco. Esto nos lleva entonces a pensar en los estudiantes, las juventudes católicas y los pueblos indígenas - entre otros-, todos agrupados en un solo movimiento que en sí, clamaba por el respeto a sus derechos fundamentales, es decir –y como en la Europa de los 30- agrupados contra el fascismo emanado de las cúpulas militares. Más allá de defender realmente la revolución proletaria, nuestros conciudadanos, asustados por un estado que como política planteaba la bota y el fusil para resolver cualquier demanda social.

Ante esta política represiva, cuyo destino pareciese haber sido el de llevar a las juventudes y grupos organizados a la clandestinidad guerrillera para allí acabar “legalmente” con ellos, muchos salieron exiliados, otros más callados, muchos más desaparecidos, y algunos, si, algunos cuantos, se involucraron en la guerrilla, comunista y ortodoxa. Pero plantear, como lo creía el Estado, que la idea del comunismo como “meta de vida” logró convencer al grueso poblacional es bastante infundada. Hecho que viene a evidenciarse el día de hoy en nuestro partido político de análisis.

Otro elemento que debe venir a nuestro análisis es el planteamiento Althusseriano de la historia como “proceso sin sujetos ni fines”, sin ideas humanizantes del obrero, con el partido como principal agente de cambio. La dirigencia guerrillera creyó, ante la ausencia del obrero proletario (y la prohibición del partido) en el campesino indígena –binomio sumamente homogeneizante- como el sujeto político que, como masas, llevaría la carga histórica de “revolucionar” nuestro Estado. Si bien tal idea fue trabajada y logró niveles significativos de persuasión, la política represiva del Estado disolvió cualquier convencimiento dentro de los pueblos indígenas de apoyar la vía armada de la guerrilla comunista. Además, una guerrilla poco organizada y bastante dividida, no supo defender a los persuadidos, perdiendo legitimidad en muchos pueblos donde gozaba de cierta popularidad. Y como culminante, la guerrilla tardó mucho en entender el elemento étnico, cegados por las directrices occidentales que como la de Althusser, pretendieron ser aplicadas en nuestra sociedad.

Acierto para Althusser, porque como el lo expuso la lucha de clases parece no tener un proceso fijo ni un actor especifico. La necesidad de aprovechar las coyunturas era para el evidente, como lo hizo el príncipe de Maquiavelo, como lo debían hacer los PC’s del mundo. La guerrilla guatemalteca buscó al sujeto histórico, y aparentemente, este no era lo suficientemente fuerte, persuadible y organizado para defender los abstractos ideales que les planteaban. Permaneció dividida, en esa necesaria coyuntura que probablemente se vivía a mediados del 78, siendo el aparente actor emergente no la guerrilla, sino el estudiantado universitario guatemalteco. Cuando esta trató de hacer reacción, la victoria militar del Ejército era evidente, pisoteando claro, la dignidad y los derechos de miles de guatemaltecos.

La firma de paz fue casi impuesta por las elites militares y económicas, pues la segregación del Estado guatemalteco a nivel mundial ante la violación de derechos humanos nos había marginado de la política internacional y comercial. Así, la guerrilla daba un respiro, pues la democracia naciente le permitiría entrar como partido político a la legalidad en el país. La “paz” se firmo en 1996, y URNG, el PC Guatemalteco, participó por primera vez en 1999, con un resultado prometedor al haber obtenido 12% del total de votos emitidos. Sin embargo, cuatro años después obtuvo cerca del 4%, y en las pasadas elecciones, 3% del total de votos y 2 diputados de 158 en el congreso de la república. ¿Qué pasa hoy con nuestra izquierda político partidista? ¿Dónde están las bases que le permitieron subsistir clandestinamente durante 36 años? ¿Realmente, existieron estas?

Probablemente, muchos de los lideres de la izquierda guatemalteca están desaparecidos o asesinados, líderes que tal vez hoy nos ofrecerían soluciones y opciones legitimas para conducir a nuestro país por el camino de la justicia, social y económica. Otros elementos base, decepcionados del movimiento armado, parecieran inmiscuidos en labores políticas ajenas a los partidos. Pero al parecer, la izquierda partidaria guatemalteca vive el mismo destino que las izquierdas ortodoxas del mundo, al menos, las que están inmiscuidas en la lucha democrática: su debilitamiento y necesidad de recomposición. Y en este caso, nuestro autor y sus ideas han tenido el mismo destino… por lo menos en su posicionamiento político.

Los errores de la izquierda guatemalteca, la guerrilla de tiempos anteriores, son entonces bastante influyentes en el poco apoyo de las masas hacia su causa. Pero también lo es su ortodoxia ideológica, misma que Althusser y el PC francés vivieron en su época. Seguir planteando como meta la lucha de clases y no retomar toda la crítica y evolución teórica que en los últimos años se ha producido en el mundo intelectual, no le permite tomar la posición de una izquierda renovada, cercana por ejemplo, a las reivindicaciones de género o a los movimientos ecologistas, aunque si hayan tenido interés en la promoción de las demandas de los pueblos indígenas- siempre bajo su lente interpretativo. Los lideres, en este caso, siguen como “hijos de su tiempo”, cerrados en su lucha y visión de mundo.

Mientras tanto, muchas de las causas que se intentaron resolver mediante la lucha armada y la firma de los acuerdos de paz siguen presentes en nuestra sociedad: Pobreza, discriminación, desigualdad, injusticia, silencio, impunidad… es decir, las causas de la “inmanente lucha de clases”. A Althusser se le crítica que a pesar de negar al proletario como sujeto histórico del cambio revolucionario, daba al PC la misma responsabilidad, por lo que contradecía su supuesto. Sin embargo, su teoría indicaba que el sujeto de cambio, “el príncipe maquiavélico”, surgía del conflicto, surgía de la nada, y actuaba sobre la coyuntura…llevando los intereses del pueblo ante “los grandes”. ¿Cuál es nuestra coyuntura? ¿Surgirá el nuevo sujeto, el nuevo producto de la historia, de la inmanente lucha de clases? ¿Pueden conciliar los cambios revolucionarios con la democracia? Si no es la vía armada, ni el partido comunista en la democracia… ¿Que será el “nuevo príncipe”? …Porque las causas de la inmanente lucha de clases siguen siendo razón permanente de conflicto en nuestro país.

2 comentarios:

Fukuyama dijo...

Este ensayo me trajo a la mente algunas concepciones claras. Para aquellos que conocemos a Sergio Mendizabal, catedrático URL antropología, el subrayaba la importancia de q en guatemala se hiciera investigación cualitativa, solo tras comprendernos desde nuestra propia realidad y bajo nuestra cultura, podemos arrancar a plantear teorías pertinentes. En lo particular creo que el único beneficio del conflicto armado, no fueron los Acuerdos de Paz -pues poco se han cumplido, xq la estructura no ha cambiado-, sin embargo sí se planteó otra forma de solucionar los conflictos, por decir así se reconfiguró la arena política y las reglas del fuego, las luchas siempre han de continuar...como parte de la evolución de la humanidad, la "paz perpetua" es imposible. Wallerstein plantea que en la era post-moderna existen tres tipos de luchas: identidad cultural, género y medio ambiente. ¿A quien corresponde asumir estas luchas? ¿A la izquierda? o etiquetan de izquierda a toda lucha contra el sistema? Por último,¿no sé quien va a luchar?, pues la juventud contemporánea expresa cierta anomía y prefiere el estilo "snob" o "light", el individualismo caprichoso que mientra algo no le afecte, poco importa el colectivo. ¿Cómo podrá así establecerse la confianza, sin compromiso -individual o colectivo? LORENA

A.I dijo...

Creo que en parte la causa de que la guerrilla no tuviera éxito es a causa de que generalmente se espera que sea la clase obrera la cual busca la revolución como proceso de cambio pero en el caso de Guatemala no había un proletariado fuerte y bien organizado que buscara esto, por lo cual la guerrilla dependía principalmente del campesinado como el sitio de donde podrian reclutar más gente, también estaba la guerrilla constituida por estudiantes en su mayoría jóvenes e idealista pero no se contaba con una fortaleza y bases ideológicas fuertes por lo cual la izquierda promovida por estos grupos no fue tan fuerte como por ejemplo el movimiento bolchevique. Creo que si se desea una oposición mejor de izquierda es necesario fortalecer ésta ya que aparte de la URNG no hay partidos que se autodominen de izquierda. Y eso causa que partidos de derecha se llamen con 'orientacion de izquierda' solo por que muestran alguna preocupación social. Creo que es importante el fortalecimiento de la izquiera para un mejor equilibrio de ideas en Guatemala.