martes, 18 de noviembre de 2008

Democracia

El lente de Althusser en la pluma del autor: 8 condiciones para la democracia.

En plena recta final de nuestro curso, hacemos un recuento de ideas, de pensamientos, de argumentos esgrimidos y de contradicciones que nos surgen desde los nuevos conceptos y categorías que gracias a esta serie de análisis, pudimos explorar y desarrollar, sobre todo, polemizando un poco, como lo hizo el autor estudiado en el Paris del 68, con las estructuras y los imaginarios que nos cultiva la visión “normalizante” dentro del sistema político.

Al hablar de democracia, estamos enunciando al sistema político que por excelencia se ha impuesto en las sociedades modernas desde el siglo XIX, pero sobre todo durante el siglo XX y XXI. Se le considera por muchos, incluido este autor, un logro de las sociedades, pues permite virtualmente asegurarle a cada ser humano la oportunidad de “elegir y ser electo”, le otorga “derechos” frente a los poderes instituidos, le permite la ·”libertad de pensamiento y omisión del mismo”, la capacidad de organizarse y expresar su filosofía de vida a los cuatro vientos: es decir, la virtual idea de la libertad, sobre todo la libertad individual.

Algunos autores ven en la democracia más que una forma de gobierno, un estilo de vida en sociedad. Es decir, no solamente se funde en las relaciones Estado – individuo; sino en las relaciones individuo- individuo, colectivo (X) e individuo, individuo y familia, etc. Es entonces una forma de vida, es la concreción de una serie de valores en el seno de la “micro política”.

Para Robert Dahl, el pensador estadounidense que desarrolló el concepto de la “Poliarquía”, una institución, sea el Estado o la asociación de vecinos, debe cumplir una serie de condicionantes en su búsqueda por maximizar la democracia: es decir, como la democracia esta puesta en un “pedestal intangible” de ideales, una sociedad o asociación, cualquiera, es más democrática en cuanto más se acerca a esta serie de condiciones. Para este autor, la democracia es vista como un “máximo”, que debe ser alcanzado por una serie de acciones que le acerquen a tal “límite” para que las decisiones emanadas del colectivo sean creíbles como democráticas.

De todos los autores que el grupo de análisis político II ha analizado, es nuestro viejo amigo Louis Althusser quien tiene un pensamiento más contrapuesto al ideal “maximizante” de la democracia. Un fiel seguidor del marxismo cientifista, antihumanista y antihistoricista, nuestro autor llevó la bandera del marxismo durante la segunda mitad del siglo XX. Su pensamiento se desarrolló en conceptos como: la interminable “lucha de clases”, la idea revolucionaria de la historia, sin sujetos ni fines, la creencia de que las ideologías son la relación imaginaria entre las personas y sus condiciones materiales de vida, el marxismo como ciencia, ciencia de la historia y el materialismo histórico como su método; es decir, un marxista de línea bastante dura, que sin embargo tenía como objetivo sacar al Marx de los textos y revolucionarlo teóricamente, alejándose de las interpretaciones convenencieras de los entonces dirigentes marxistas.

Esta línea de pensamiento puede acotar bastante nuestro análisis sobre la democracia, porque se autodefine prontamente reacia a varios de sus postulados: La gran pugna que libró Althusser frente al PCF durante los años 60 y 70, fue principalmente por el intento del partido de negociar con los grupos menos radicales ideológicamente, para acercarse un poco más al entonces creciente grupo de electores y simpatizantes del comunismo, suavizando sus postulados, mostrándole su cara humana, su cara amable – emanada de los inicios hegelianos de Marx.

A pesar de mantener en el imaginario tales principios, intentaremos en este ensayo hacer una evaluación de los “condicionantes” hechos por Dahl desde el lente de “Althusser”, mismo que se ha aprendido parcialmente (aún poco) durante el curso. Las críticas y aseveraciones tratarán de ejemplificarse con situaciones de la vida política en el seno de la sociedad guatemalteca, para poder acercar el análisis a nuestra realidad cotidiana.

Desarrollemos entonces los supuestos condicionantes de Dahl. El pensador indica que existen tres premisas fundamentales que dan inicio a toda asociación democrática, y están relacionadas a la expresión de preferencias individuales en el proceso de decisión. Es decir, la democracia se toma, parcialmente, como la suma de las preferencias individuales en la decisión colectiva.
[1]

Este proceso de decisión, se compone para Dahl de dos fases: “electoral” e “intraelectoral”. La etapa electoral, donde se llevan las preferencias individuales al seno del colectivo, debe tener como mínimo los siguientes tres supuestos- amarrados uno con otro-: Uno, cada miembro demuestra de alguna manera –votando por ejemplo- su preferencia sobre las opciones en una decisión; Dos, la igualdad de peso en cada argumento – o voto- durante las elecciones; y tres, la mayoría de las preferencias se proclama como decisión final.

Continuemos con Dahl. El cuarto supuesto es que cualquier miembro de la asociación puede incluir su alternativa entre las seleccionadas para la votación: Elegir y ser electos (este ejemplo es bien retratado en un país con 37 posibles opciones de partido político de cara al próximo proceso electoral, pero continuemos con la exposición de supuestos). El quinto supuesto es que todos los individuos deben poseer idéntica información sobre las opciones o alternativas.

Sexto punto: La mayoría gana, y las decisiones de la mayoría pesan sobre las minorías en el campo de las políticas postuladas (¿dictadura de las mayorías?). Como penúltimo punto se indica que “las ordenes electas se deben cumplir por todos los miembros” (¿sin dialogo ante las minorías?). Finalmente, el peso de la elección regirá sobre las políticas dictadas en la etapa post-electoral, debiendo adaptarse todo lo electo (someterse) a estos siete condicionantes.

Dahl es claro en indicar que nunca una asociación ha podido abordar los ocho supuestos de manera completa, pues siempre se da, por ejemplo, un liderazgo propositivo sobre una masa desinteresada, que coarta por ejemplo, el quinto supuesto. Para dar respuesta a la falencia de la “maximización” de valores democráticos, Dahl nos indica que solo será posible alcanzar tales condicionantes con otros procesos previos (o posteriores): la elaboración de consenso y la instrucción social de las normas. Es aquí donde se deslizará entonces nuestro bisturí rojinegro.

El autor liberal es claro también al mencionar que “siempre habrán elites dirigentes”, “hay masas desinteresadas” “poliarquía y diversidad social origina confusión”, “La poliarquía exige una coincidencia de pareceres relativamente amplia”, y finalmente, el que será bastante útil para nuestra elaboración “cuanto mayor es el desacuerdo sobre políticas, mayor será el nivel de autonomía social que hace falta para que exista cierto nivel de poliarquía”.

Tales argumentos vendrían a revitalizar los conceptos dirigidos por nuestro autor, Althusser. Pensemos un tanto, sobre la ideología: relación imaginaria entre el sujeto y sus condiciones materiales de vida. ¿Elegir y ser electo? Principio universal según la democracia liberal. Pero observando de fondo este supuesto, el número cuatro según Dahl –los tres anteriores son fácilmente fiscalizables en nuestra época, cuantificables e incluso exigibles- y cruzándolo con la obviedad de que siempre habrá elites dirigentes, es fácil decir entones que no todos pueden “elegir y ser electos”, necesitan de liderazgo, o poder. Poder que en una sociedad que premia la mercancía, como lo expone el análisis estructuralista, lo tendrán las clases dominantes dentro del sistema capitalista, es decir, la burguesía. ¿Qué principio es tan conflictivo como ese de elegir y ser electo, cuando últimamente la política se rige por el mercadeo exacerbado de una opción política, que no asuste y negocie con los intereses de las elites económicas?

Sin embargo, el voto nos hace sentir que “estamos eligiendo”, y podría, según Althusser, ser la expresión del trabajo de los Aparatos ideológicos del Estado –recordemos, los encargados de reproducir las relaciones de producción. Nuestro voto vale, nuestro voto cuenta. Yo decido. En realidad, frente a las campañas mediáticas que dirigen nuestra política hoy en día, las mayorías deciden persuadidas por los Aparatos ideológicos: los Medios, los valores del sistema, la idea intangible de “elegir y ser electo” e incluso…realidades provocadas. Tan intangible es el supuesto en sociedades como la nuestra, que incluso legitiman una clase política que lleva años y años, reciclando su discurso para mantenerse en el poder.

Poseer idéntica información sobre las opciones es otro ideal bastante manipulado por las opciones políticas de la democracia hoy en día. Los medios populares reflejan y dirigen generalmente la opinión pública, sobre todo en sociedades con bajos índices educativos (o criterios políticos, como en EEUU por ejemplo). Así, la exacerbación de la violencia produce inseguridad, la inseguridad necesidad de confort a coste de las libertades individuales: la mano dura. Si bien puede ser inconvincente nuestro argumento, no hay que obviar la poca inocencia de los medios de comunicación de plasmar sus intereses para dirigir la opinión pública.

El punto seis y siete de Dahl parece negar la posibilidad de las minorías de ser representadas en una decisión, que como hemos visto en clase, niega la posibilidad de llegar a acuerdos y proteger los intereses de todos. La llamada dictadura de las mayorías, la decisión emanada de la generalidad. Por algo, en EEUU, solo hay demócratas y republicanos… ¿porque?

En su argumentación, Dahl sugiere que las decisiones democráticas necesitan “instrucción y consenso, poca autonomía de los grupos”. ¿Es entonces, el trabajo de los AIE’S el necesario para tales acuerdos? Pues desde niños se nos enseñaron (a las sociedades post-conflicto donde crecí) las posibilidades: elegir y ser electos, derechos y obligaciones, igualdad del voto, símbolos patrios, educar para producir, producir para vivir, vivir para disfrutar, disfrutar consumiendo (¿?).

¿Hasta donde permiten los grupos y las élites de poder la democracia? ¿Cuáles son las legítimas opciones de las distintas alternativas? ¿Lo era Colom, lo era Wina’q, por ejemplo? ¿Lo será Obama? ¿Por qué no a las consultas populares? ¿No son acaso mecanismos de elección legítimos y democráticos?

Finalmente encuentro dentro de sus inocentes afirmaciones, un cóctel que nos servirá para rematar nuestro ensayo, y dar unas conclusiones que lleven al debate esta democracia, al menos la expuesta por Dahl: “a mayor desacuerdo, menos poliarquía”. Es decir, la necesidad en las elecciones democráticas estriba en el conocimiento de las opciones políticas, conocimiento dirigido por las “élites” encargadas de la instrucción y el consenso. Pero si se niega el disenso, se niegan los contrapesos sociales, como el lo expone al final. ¿Porque entonces debe haber un espacio en que se separan las poliarquías, ósea puntos no negociables ajenos a la discusión democrática? ¿No es la democracia dialogo, consenso y negociación? Todo ello en un primer plano.

Segunda reflexión: Necesidad de obviar el desacuerdo. La democracia poliárquica no tolera entonces, la diferencia de intereses…aunque Dahl los reconoce, por las desigualdades sociales que existen en toda comunidad. Más bien, los cita. ¿No viene entonces al acaso esta diferencia la “inmanente lucha de clases” bien defendida por Althusser? ¿Es posible resolver tales disensos en el seno de la democracia? Y no hablamos de obreros y capitalistas, como lo hacia Marx (aunque si reconocemos la formación del capital como la causante de las actuales divisiones). Hablamos de ricos y pobres, de miembros en el poder y de marginados, de educados y analfabetas.

Si bien Dahl al final menciona que los disensos no se deben analizar tanto en la dinámica constitucional, a lo que se entiende dentro de las instituciones, si no en la imposibilidad social de acceder a la democracia, no explica, como todos los liberales, los causantes al respecto. Como lo hizo Marx, como lo descubrió, como lo defendió Althusser: es resultado de las contradicciones entre las clases y su lucha histórica por el poder. ¿Qué clases? Los miembros en el poder y los marginados, los eternos pobres y los ricos.

El reto es entonces promover valores democráticos en lo político, promover el disenso, promover el dialogo, promover la negociación y la excelencia discursiva. Todos ellos, valores aunados a una liberación económica (en el sentido igualitario) que pasa siempre, por los intereses contrapuestos de las clases sociales. Ni blanco ni rojinegro, grises que conlleven a acuerdos necesarios para revertir sobre todo, las injusticias que permite, de las que se sirve y que oculta el sistema mundial capitalista. Es decir, la radicalización democrática, como se habla dentro del post-estructuralismo, puerta que abre y de la que se responsabiliza académicamente como iniciador a nuestro pensador, Althusser. Puede que sus postulados suenen bastante obsoletos, pocos quijotes quedan que defiendan el marxismo leninismo de la URSS. Pero como Marx, la herramienta teórica y las variables de análisis que abrió Althusser con su obra, trascienden más allá de los modelos políticos: en el mundo de las ideas.
[1] Es decir, dentro de la lógica de la sociedad como la sumatoria de sus individuos.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Historia, Partido comunista y Democracia en Guatemala: ¿Hijos de su tiempo o “inmanente lucha de clases”?


Como lo sabemos, el conflicto armado guatemalteco duro 36 sangrientos años. El penoso resultado de tal confrontación deja ahora cifras que explican en mucho nuestras dificultades de hoy en día. Y es que 20,000 muertos “oficiales” y casi 200,00 desaparecidos dañan y por mucho el tejido social de un país que aparentemente tardará décadas en sanar sus heridas. Sobre todo si la justicia hacia los culpables sigue llegando por la “mano divina”, cuando todos sabemos quienes son, y de que se protegen.

Tratar de levantar una democracia y una competencia electoral, con un sistema de partidos políticos sano, parece ser bastante difícil. Nuestra sociedad en este post-conflicto, quedo marcada por las directrices genocidas del Estado Guatemalteco, por lo que rechazo hacia las políticas de Estado –principalmente los pueblos indígenas-, hacia los partidos políticos y hacia la política en general vuelven nuestro camino aún más complejo. Sin embargo, los Acuerdos de Paz firmados hace 12 años entre guerrilla y Ejército vinieron a brindar un respiro a nuestra sociedad, pensándose, al menos en el papel, la posibilidad de gozar de una vida tranquila, en un marco en que se respetase el Estado de derecho y las distintas posiciones ideológicas en el juego democrático.


Pensarse en este escenario como un partido de izquierda, parte firmante de la paz, parecería en nuestro imaginario, con posibilidades de acceder al poder. Pero si las bases del mismo partido se forjaron en suelos poco estables, visiones ortodoxas y con un discurso que después de 36 años pareció no pernear a los actores necesarios, se complica nuestra visión.

El presente ensayo tratará entonces, de problematizar al partido histórico de la izquierda Guatemalteca –URNG y su visión política bastante apegada a los postulados de nuestro autor en análisis, Louis Althusser- y la validez teórica del marxismo ortodoxo, economicista y cientifista en sociedades que, como la nuestra, se vive una situación post-conflicto, sin justicia, sin Estado de derecho y sobre todo, con muchas de las causas del mismo irresueltas: Pobreza, racismo, violencia, marginación, silencio, injusticia, desigualdad.

Empezaremos pensando a los actores, específicamente, en aquellos que aparentemente estuvieron cercanos a los intereses de la guerrilla revolucionaria que pretendía, con la lucha armada, tomar el poder frente al bélico y punitivo Estado guatemalteco. Esto nos lleva entonces a pensar en los estudiantes, las juventudes católicas y los pueblos indígenas - entre otros-, todos agrupados en un solo movimiento que en sí, clamaba por el respeto a sus derechos fundamentales, es decir –y como en la Europa de los 30- agrupados contra el fascismo emanado de las cúpulas militares. Más allá de defender realmente la revolución proletaria, nuestros conciudadanos, asustados por un estado que como política planteaba la bota y el fusil para resolver cualquier demanda social.

Ante esta política represiva, cuyo destino pareciese haber sido el de llevar a las juventudes y grupos organizados a la clandestinidad guerrillera para allí acabar “legalmente” con ellos, muchos salieron exiliados, otros más callados, muchos más desaparecidos, y algunos, si, algunos cuantos, se involucraron en la guerrilla, comunista y ortodoxa. Pero plantear, como lo creía el Estado, que la idea del comunismo como “meta de vida” logró convencer al grueso poblacional es bastante infundada. Hecho que viene a evidenciarse el día de hoy en nuestro partido político de análisis.

Otro elemento que debe venir a nuestro análisis es el planteamiento Althusseriano de la historia como “proceso sin sujetos ni fines”, sin ideas humanizantes del obrero, con el partido como principal agente de cambio. La dirigencia guerrillera creyó, ante la ausencia del obrero proletario (y la prohibición del partido) en el campesino indígena –binomio sumamente homogeneizante- como el sujeto político que, como masas, llevaría la carga histórica de “revolucionar” nuestro Estado. Si bien tal idea fue trabajada y logró niveles significativos de persuasión, la política represiva del Estado disolvió cualquier convencimiento dentro de los pueblos indígenas de apoyar la vía armada de la guerrilla comunista. Además, una guerrilla poco organizada y bastante dividida, no supo defender a los persuadidos, perdiendo legitimidad en muchos pueblos donde gozaba de cierta popularidad. Y como culminante, la guerrilla tardó mucho en entender el elemento étnico, cegados por las directrices occidentales que como la de Althusser, pretendieron ser aplicadas en nuestra sociedad.

Acierto para Althusser, porque como el lo expuso la lucha de clases parece no tener un proceso fijo ni un actor especifico. La necesidad de aprovechar las coyunturas era para el evidente, como lo hizo el príncipe de Maquiavelo, como lo debían hacer los PC’s del mundo. La guerrilla guatemalteca buscó al sujeto histórico, y aparentemente, este no era lo suficientemente fuerte, persuadible y organizado para defender los abstractos ideales que les planteaban. Permaneció dividida, en esa necesaria coyuntura que probablemente se vivía a mediados del 78, siendo el aparente actor emergente no la guerrilla, sino el estudiantado universitario guatemalteco. Cuando esta trató de hacer reacción, la victoria militar del Ejército era evidente, pisoteando claro, la dignidad y los derechos de miles de guatemaltecos.

La firma de paz fue casi impuesta por las elites militares y económicas, pues la segregación del Estado guatemalteco a nivel mundial ante la violación de derechos humanos nos había marginado de la política internacional y comercial. Así, la guerrilla daba un respiro, pues la democracia naciente le permitiría entrar como partido político a la legalidad en el país. La “paz” se firmo en 1996, y URNG, el PC Guatemalteco, participó por primera vez en 1999, con un resultado prometedor al haber obtenido 12% del total de votos emitidos. Sin embargo, cuatro años después obtuvo cerca del 4%, y en las pasadas elecciones, 3% del total de votos y 2 diputados de 158 en el congreso de la república. ¿Qué pasa hoy con nuestra izquierda político partidista? ¿Dónde están las bases que le permitieron subsistir clandestinamente durante 36 años? ¿Realmente, existieron estas?

Probablemente, muchos de los lideres de la izquierda guatemalteca están desaparecidos o asesinados, líderes que tal vez hoy nos ofrecerían soluciones y opciones legitimas para conducir a nuestro país por el camino de la justicia, social y económica. Otros elementos base, decepcionados del movimiento armado, parecieran inmiscuidos en labores políticas ajenas a los partidos. Pero al parecer, la izquierda partidaria guatemalteca vive el mismo destino que las izquierdas ortodoxas del mundo, al menos, las que están inmiscuidas en la lucha democrática: su debilitamiento y necesidad de recomposición. Y en este caso, nuestro autor y sus ideas han tenido el mismo destino… por lo menos en su posicionamiento político.

Los errores de la izquierda guatemalteca, la guerrilla de tiempos anteriores, son entonces bastante influyentes en el poco apoyo de las masas hacia su causa. Pero también lo es su ortodoxia ideológica, misma que Althusser y el PC francés vivieron en su época. Seguir planteando como meta la lucha de clases y no retomar toda la crítica y evolución teórica que en los últimos años se ha producido en el mundo intelectual, no le permite tomar la posición de una izquierda renovada, cercana por ejemplo, a las reivindicaciones de género o a los movimientos ecologistas, aunque si hayan tenido interés en la promoción de las demandas de los pueblos indígenas- siempre bajo su lente interpretativo. Los lideres, en este caso, siguen como “hijos de su tiempo”, cerrados en su lucha y visión de mundo.

Mientras tanto, muchas de las causas que se intentaron resolver mediante la lucha armada y la firma de los acuerdos de paz siguen presentes en nuestra sociedad: Pobreza, discriminación, desigualdad, injusticia, silencio, impunidad… es decir, las causas de la “inmanente lucha de clases”. A Althusser se le crítica que a pesar de negar al proletario como sujeto histórico del cambio revolucionario, daba al PC la misma responsabilidad, por lo que contradecía su supuesto. Sin embargo, su teoría indicaba que el sujeto de cambio, “el príncipe maquiavélico”, surgía del conflicto, surgía de la nada, y actuaba sobre la coyuntura…llevando los intereses del pueblo ante “los grandes”. ¿Cuál es nuestra coyuntura? ¿Surgirá el nuevo sujeto, el nuevo producto de la historia, de la inmanente lucha de clases? ¿Pueden conciliar los cambios revolucionarios con la democracia? Si no es la vía armada, ni el partido comunista en la democracia… ¿Que será el “nuevo príncipe”? …Porque las causas de la inmanente lucha de clases siguen siendo razón permanente de conflicto en nuestro país.

Ideología: Louis Althusser

Para intentar desarrollar el perfil ideológico de nuestro pensador francés, debemos primero situarnos - y en contra de sus postulados- en su contexto histórico, la Europa de la post-segunda guerra mundial, la Europa de la Guerra Fría, cuando la lucha entre la Rusia soviética y el capitalismo abanderado por Estados Unidos permeaba la totalidad de las acciones políticas no solo de este continente, sino del mundo.

Fue durante tal momento histórico cuando Louis Althusser desplegó su fuerte e influyente desarrollo teórico, preponderante en la Francia intelectual de los años 60 y principios de los 70, los que Touraine cataloga como el “canto de cisne” del Marxismo –recordemos los movimientos estudiantiles de Paris, México, además de la revolución cultural china y el apogeo de la Cuba castrista, gracias en parte a la mistificación del Che Guevara. A partir de tales referentes, podremos empezar a desarrollar la obra de uno de los pensadores más influyentes de la Francia del 68 y del marxismo como teoría científica.

Posicionamiento Político

Desde 1948, Louis Althusser fue parte del Partido Comunista Francés. Se abrazó al mismo convencido de que este partido le brindaba “los medios para la realización de la fraternidad universal”, y por la fuerte convicción y fervor con el que los partidarios comunistas de toda Europa luchaban en contra del enemigo de la época, el fascismo. El mismo expuso alguna vez que la historia tomó prontamente a la juventud de su época, sobre todo a la pequeño burguesa, llevándola rápidamente, gracias a la guerra y al movimiento popular español, a entender “la existencia de las clases, su lucha y su significación”. Frente a esas evidencias concluyó enrolarse al partido comunista de su país, donde fungió como uno de sus más influyentes filósofos - aunque el mismo se consideraba como un “agitador de la filosofía”, pues para el la filosofía era la expresión de la lucha de clases en el seno de las ideas- hasta su salida en los años 70.

Su accionar teórico lo desarrollo con la intención de brindar al partido comunista francés las herramientas filosóficas para su accionar dentro de la sociedad. Era un “no-filosofo”•según algunos pensadores, pues su desarrollo teórico tenía como principal objetivo brindar a la organización comunista fundamentos para obrar, desde su punto de vista, como actores políticos, productos de la historia y por tanto, de la inmanente lucha de clases.

Como ya lo habíamos expuesto con anterioridad- en nuestros anteriores ensayos- Althusser consideraba que Marx había descubierto un “continente científico” con el materialismo histórico, “la ciencia de la historia”. En este orden de ideas, el francés creía que la ciencia es la madre de la filosofía - y no como se piensa al revés-, pues la ciencia genera los fundamentos filosóficos al operar y comprobar con métodos científicos las condiciones materiales de vida, las leyes de la naturaleza: “Así por ejemplo, Galileo fue fundamento de Descartes, la matemática de Tales de Mileto de la filosofía de Platón”. Bajo esa premisa, creyó que la función de los pensadores marxistas sería desarrollar la filosofía marxista desde “la ciencia de la historia”, ya que el propio Marx solo dejó indicada en algunos de sus textos ciertos indicios filosóficos – por ejemplo, en el Manifiesto Comunista.

Posicionamiento Filosófico

Por su desarrollo teórico, muchos lo categorizan como “marxista ortodoxo”, o bien “marxista integrista”. Althusser se enfocó en defender los postulados científicos, el materialismo histórico y la lucha de clases expuesta por Marx frente a los postulados humanistas e historicistas que interpretaban los ideólogos del PCF de la obra del Marx joven, en su búsqueda por llegar al poder político a través de la democracia electoral, ensalzando al sujeto “histórico“, el obrero, como el encargado de conducir a las sociedades a la lucha proletaria, y buscando atraer los votos de las juventudes cristianas. En contraparte, Althusser interpretaba la historia como un proceso sin sujetos ni fines, cuyo motor sería la lucha de clases, donde nada esta predeterminado, por lo que la subjetividad del obrero quedaba debajo de la importancia del partido, agente de la revolución, más que actor de la misma. El marxismo interpretaba las leyes del capitalismo, y era la función de los filósofos y del partido (como lo decía Gramsci) la de encaminar a las masas a la revolución. El partido cumpliría la función un combatiente mítico, comparándolo con “el príncipe” de Maquiavelo.

Bases “científicas”

Ya que mencionamos algunos pensadores que nuestro autor prefirió, abordemos entonces aquellos preceptos que sirvieron para el desarrollo teórico de Althusser. Fueron precisamente Gramsci, Lacan, Maquiavelo, Spinoza y por su puesto Marx los pensadores que mayor influjo tuvieron sobre nuestro autor, aunque también se habla de Rousseau y Montesquieu.

De Gramsci al parecer tomó la teoría de la hegemonía y la función que cumple la superestructura sobre la infraestructura, y el papel de los intelectuales orgánicos, situación que junto al pensamiento de Lacan emanado del psicoanálisis, le permitió entender la ideología – su más importante o famoso desarrollo teórico- como “la representación imaginaria de los sujetos con sus relaciones sociales, con sus condiciones reales de existencia”. Este concepto dio paso a su teoría sobre los aparatos ideológicos del Estado, expuesta en nuestros anteriores ensayos.

El estudio de Gramsci lo llevo a Maquiavelo, a su realismo antropológico, pues permitió a Althusser afirmar que el Estado moderno es una consecuencia de la historia y de la lucha entre estados que condicionó al humano, en contra de la visión moderna que expone al Estado como “la consecución del derecho natural y la linealidad histórica”. Además, entendió la irrupción del príncipe Florentino – de Maquiavelo - como un actor político del pueblo contra los grandes (los feudos, la iglesia) y la necesaria habilidad de este para articular las fuerzas existentes en una unidad política. Esta concepción del príncipe la comparó con la irrupción necesaria del PC en contra de los grandes de la época contemporánea, no como actores del destino, sino como sujetos necesarios en coyunturas específicas emanadas de la eterna lucha de clases, desplegando su virtud solamente a través del conflicto.

De Spinoza retomó la teoría que comprobaba a través del orden geométrico, la inmanencia de todo lo real, pues comprobó que el hombre estaba condicionado por las leyes de la naturaleza, por fuerzas endógenas y exógenas. Es decir, el pensamiento materialista que sirvió a Marx para el desarrollo de su teoría científica, pues ambos veían la necesidad de entender todo bajo el “ángulo de la eternidad”, la ciencia de la historia, una historia sin sujeto ni fines, cuyo motor, en un añadido de Marx, serán las contradicciones entre las fuerzas productivas emanadas de la dialéctica en las fuerzas productivas.

Su obra de vida: El cientifismo marxista

Finalmente, como bandera principal, nuestro autor tomó del producto científico Marx la base de su desarrollo filosófico y político de toda la vida, pero específicamente de aquel que nació posterior a la ruptura epistemológica en la obra de “El Capital”, la que para Althusser, descubrió la ciencia de la historia –y de toda filosofía- : el materialismo dialéctico, el materialismo histórico.

Algunos críticos pensarán a Althusser como “un hijo de su tiempo”. Ante ello nos preguntamos ¿Quién no lo es?... pues como él nos lo dice: “compartimos todos la misma historia, y es por ahí donde empieza todo”. Después de todo y en su defensa planteará su argumento “los hombres somos marionetas de la historia, de nuestro tiempo de vida”. Nuestras contradicciones e impulsos son parte de la inmanente lucha de clases. Lucha de clases que dicta nuestro devenir político…lucha de clases que según Althusser, mantiene a los guatemaltecos en este post-conflicto aparentemente imperecedero…

Bibliografía:

- “Pensamiento y expresión científica”, tomado del sitio www.infoamerica.org/teoria/althusser1.htm
- Touraine, Alain; “Louis Althusser, integrista marxista”. Tomado del sitio http://www.elpais.com/articulo/opinion/ALTHUSSER/_LOUIS/SOCIALISMO/Louis/AIthusser/integrista/marxista/elpepiopi/19901113elpepiopi_7/Tes/
- Moraga, Juan Carlos; “Pour Althusser”. Consulta electrónica.
- De Lucchese, Filippo; “Sobre el vacío de un encuentro: Althusser, Lector de Maquiavelli”. Revista electrónica Youkali. Sitio web www.youkali.net
- Mora Rubio, Juan; “¿Ruptura epistemológica o ruptura política?”. Consulta electrónica.
- Romero, José José; “Biografía de Althusser”. Sitio web http://www.webdianoia.com/contemporanea/althusser/althusser_fil_pen.htm
- Sitio web www.wikipedia.com

martes, 7 de octubre de 2008

Mètodo de análisis

Aproximación estructuralista a la ideología del miedo: El terrorismo



Althusser, el pensador marxista de la segunda mitad del siglo XX, buscó desarrollar a través de sus escritos lo que el creyó Marx se limitó a mencionar. Quiso crear una filosofía del Marxismo, entendiendo que la labor de los pensadores marxistas era la de extender el análisis o “ciencia” expuesta en el materialismo histórico hacia los campos del saber.



Fue un fiel defensor del carácter científico, anti humanista, no historicista ni economicista del marxismo. Además, fue catalogado por la crítica como un exponente del “estructuralismo”, pues fiel a su convicción metodológica (el materialismo histórico, la teoría de la historia, “ciencia de las ciencias”) veía que el hombre esta “definido por un modo de producción, una estructura social que le brinda una forma de subsistencia definida”. La tarea de la ideología en Althusser será entonces la de operativizar o vincular un sentido subjetivo e imaginario de vida a las condiciones de existencia reales de los individuos. Por ejemplo, la utopía democrática sintetizada en el voto para la representatividad…hecho que no será parte de este análisis.



Desde el 11 de septiembre de 2001, la maquinaria mediática se ha encargado de propagar a través del mundo la “ideología del temor”, emanada del pentágono y de la casa blanca. El terrorismo ha sido ubicado como el “mal” –en contradicción al bien- a combatir del siglo XXI, pues la “amenaza” latente que representa hacia el mundo occidental hace necesaria la toma de medidas de precaución extremas, incluso, encargadas de ir a buscar la guerra donde no existe, o de coartar infinidad de derechos civiles y políticos en busca de seguridad. Muchos ya vislumbran que tal ideología opera, ocultamente (aunque ya no tanto), para expandir el dominio de la superpotencia mundial sobre los recursos naturales, además de encargarse de enriquecer a los grandes productores del petróleo, establecer sitios de control geo-estratégico, expandir alianzas militares –Israel- y tantos objetivos más dictados por el “faro de la democracia”.



Althusser ha propuesto tres preceptos de la “metodología estructuralista”, para el estudio del papel de la ideología en el Estado. Estos son: “que cada ideología sea considerada como un todo real; que este todo mantenga relación con el campo ideológico existente, los problemas y las estructuras sociales que le rodean; y que el motor movilizador de la ideología reside en el más allá de la ideología singular”. Es la intención de este ensayo adaptar la llamada “Ideología del miedo” a los preceptos metodológicos del estructuralismo propuestos por nuestro autor, visto en este caso desde el papel internacional de tal ideología más allá del análisis singular de un Estado.



Empecemos entonces con el supuesto estructuralista que sugiere “cada ideología (debe ser) sea considerada como un todo real, unificado interiormente por su problemática propia y en tal forma que no se pueda sacar un elemento sin alterar el sentido”. Para ello haremos una caracterización bastante elemental de los elementos que componen el terrorismo. Más bien, nos enfocaremos en la binaria relación que Washington nos sugiere: El bien y el mal; Nosotros y ellos; Occidente y oriente. Es decir, en este sentido, la problemática de la ideología del terror nos sugiere la necesidad intrínseca que tiene Washington de ubicar un enemigo mundial para justificar su postura guerrerista.



Para ello, agotado el comunismo, se vale del islamismo extremo, la religión de terror, del Yihad. Mientras ellos son los incivilizados, los bélicos y guerreros que fundamentados en su religión promueven el odio hacia occidente (por nuestro “carácter democrático”, reivindicación a los derechos de la mujer, y “libertad comercial”- escuchemos a la señora Palin para darnos una idea), nosotros, occidente, victimizados y justificados en nuestra bondad democrática y nuestro irrestricta voluntad de mundializar la democracia liberal, pero sobre todo victimas del ataque del terror; invadiremos los pueblos bárbaros en busca de los lideres terroristas para librar nuestro mundo del ataque terrorista. La contraparte, verá que occidente, fundamentado en un ataque al WTC inventado, tiene como objetivo destrozar la religión islámica, por lo que la desconfianza y el afianzamiento de la frontera ideológica – y hasta racial- se consolidan. La relación binaria e intrínseca de esta problemática por tanto quedaría establecida. La expresión de la ideología singular es evidente.



El segundo principio postula “Que el sentido de este todo depende de su relación con un campo ideológico existente y con los problemas y las estructuras sociales que le sirven de base y se reflejan en él”. Debe entonces, ubicar la “estructura latente”, la ideología intrínseca en el tema. El todo quiere ser disfrazado con la argumentación referida en el primer precepto, “la democracia contra la dictadura, los derechos humanos contra el islam, la seguridad mundial contra el terrorismo”. Si bien existe una facción que atenta –de manera por demás misteriosa – contra puntos simbólicos del mundo occidental, catastróficamente en algunos casos, jamás se comprobó la relación existente entre el terrorismo y el ahora fallecido Saddam Hussein, ni el triangulo dibujado desde el pentágono entre Irak, Al -kaeda y terrorismo nuclear. Sin embargo, la retorica emanada desde los EEUU, la ideología propia del mundo occidental atacado y victimizado, llevada al mundo por Bush, sirvió como excusa para invadir uno de los países con mayores reservas petrolíferas en la tierra. He ahí nuestra ubicación hacia el precepto de la estructura social latente en tal ideología, misma que se hizo obvia al mundo desde hace ya un par de años.


El último principio, una consecuencia del segundo, propone “que el principio motor del desarrollo de una ideología singular no reside, por lo tanto, en el seno de la ideología misma, sino en el más-allá de la ideología singular”. La ideología general. Nos lleva entonces al neo conservadurismo representado por el gobierno Bush en el seno del estado hasta hoy hegemón del mundo. Este neo conservadurismo, extremadamente bélico, petrolero, de fuertes alianzas con el gran capital militar y armamentista de los EEUU, en búsqueda de reservas energéticas por el mundo, fiel aliado del sionismo israelí, y ejemplar autentico del neoliberalismo mundial –hoy abatido, pero no derrotado- es entonces para nosotros, la ideología “más-allá” de la ideología singular.


Acoplados los preceptos de la metodología Althusseriana del “estructuralismo” en la ideología, podemos vislumbrar como la maquinaria mediática movilizada por el gobierno de los Estados Unidos ha podido justificar ideológicamente, al menos durante un par de años, una invasión injustificada hacia el Irak, el genocidio, y el asesinato de un presidente legítimo, a través del discurso sentimentalista propagado por medio del cuarto poder del Estado, y tal ves principal Aparato Ideológico del mismo, los medios de comunicación.


Cabe resaltar que con cada ataque terrorista, el gobierno Yankee se permitió fortalecer el control militar en el medio oriente, como lo señalan los estudios realizados por IAR-Noticias
[1] después de los ataques sucedidos tanto en EEUU, como en Londres y Madrid. Fue entonces, el gran resultado emanado de la ideología del miedo, superficie visible de la ideología Neo-conservadora del capitalismo de los EEUU. Provocando un poco más…y a sabiendas de las venideras elecciones en los Estados Unidos, donde el candidato republicano esta en seria desventaja (hoy 07 de octubre de 2008) ante el demócrata… ¿operará la ideología del terror para catapultar al militar retirado a la presidencia? ¿Ó es ya una ideología obsoleta? ¿Primó más la debacle financiera generada por la especulación del gran capital bancario, hoy en bancarrota? ¿Habrá un nuevo conflicto capaz de revertir las elecciones en EEUU? ¿Qué fue Pakistán, o Georgia? Ajenos o bien aprovechados, no parece hasta ahora revertir la dinámica electoral sentenciada por el nefasto performance hecho por el gobierno Bush.


Al parecer, fue demasiado “atol con el dedo” para la población de los EE UU.




[1] Citado en el documento “La otra arma de EE UU y sus aliados – Terrorismo y manipulación del miedo”, realizado por Juan Alfaro. Publicado en el sitio Web http://midar.wordpress.com/2006/08/17/la-otra-arma-de-eeuu-y-sus-aliados-terrorismo-y-la-manipulacion-del-miedo/.

Método de anàlisis

En nuestro intento por describir el método de análisis utilizado por Louis Althusser, se definirá en un primer plano lo que se puede entender como “método”. Por “método” normalmente se entiende “un conjunto de operaciones seriado, repetible, ordenadas y repetidas”, es decir, “una sucesión de operaciones muy bien definidas que todo profesional en la materia puede repetir exactamente igual”.

Empezaremos abordando el plano de la “focalización de los fenómenos” –métodos Macro, micro, etc.-. Nos atreveremos a aseverar que los pensadores marxistas, y el marxismo en si, aborda los fenómenos de la realidad de manera sistémica, universal: “quieren conseguir un conocimiento global, sistemático, en un sentido que tiene cierto parentesco con la teoría de sistemas contemporánea”. Hacemos esta deducción, ya que el marxismo aborda, en su crítica al sistema capitalista, la crítica del sistema como un todo, resultado de las contradicciones que históricamente han existido dentro de los modos de producción.

Althusser va mas allá de esta común afirmación, proponiendo que el marxismo no es solo un método de análisis de la crítica al capitalismo, sino una filosofía, una teoría de la historia, e incluso, la ciencia de las ciencias. Esto pues explica que en toda construcción científica, también se reproducen los elementos que configuran el modo de producción: Materia prima, y fuerzas de producción. Y al ser el marxismo el que descubrió tal relación, se deduce su carácter científico, su función científica sobre las ciencias. Se abordara el tópico posteriormente.

El método común del marxismo, mismo que fue apropiado por Marx – y por los pensadores que continuaron el desarrollo del pensamiento marxista- en su descripción de la sociedad, es el método dialectico, basado en el uso de la negación, de la contradicción. Este tipo de método ha transcurrido a través de tiempo y de distintos pensadores a través de la historia, pero fue desarrollado en su máxima expresión por Hegel, filósofo mentor de Marx en la juventud. Consta de tres máximas puntuales: la negación de la negación, el paso de la cantidad a la cualidad y la unidad de los opuestos. Una formulación en la cual la negación de una tesis brinda una antítesis, para luego convertirla en una unidad de opuestos, o síntesis.

Adentrándonos en la propuesta introducida por Althusser al razonamiento dialecto, y al marxismo en sí, resalta la noción de “causalidad estructural” y su idea de la dialéctica como un proceso sin sujeto ni fines, fuerte crítica al determinismo que Marx hizo a la sociedad, al predecir su inminente conducción hacia el socialismo y posteriormente al comunismo.

Althusser analizó el concepto marxista de contradicción. Concluyó que «toda la experiencia revolucionaria marxista demuestra que si la contradicción, en general (…) es suficiente para definir una situación en la que la revolución esté ‘a la orden del día’, no puede por simple virtud directa provocar una ‘situación revolucionaria’ y, con mayor razón, una situación de ruptura revolucionaria y el triunfo de la revolución. Para que esta contradicción llegue a ser ‘activa’ en el sentido fuerte del término, es decir, principio de ruptura, es preciso que se produzca una acumulación de ‘circunstancias’ y de ‘corrientes’, de tal manera que, sea cual fuere su origen y sentido, puedan ‘fusionarse’ en una unidad de ruptura. La contradicción se encuentra inmersa en la estructura del cuerpo social, compuesta por múltiples instancias a diversos niveles. Es una contradicción sobre determinada”.

Como lo explicamos anteriormente, Althusser es un declarado “marxista científico”, fiel seguidor y defensor del materialismo histórico, la “teoría de la historia”. Es por ello que daremos, necesariamente, una definición del materialismo histórico. El materialismo histórico “tiene por objeto los modos de producción que han surgido y que surgirán en la historia. Estudia su estructura, su constitución y las formas de transición que permiten el paso de un modo de producción a otro”. Althusser se empeña en defender que lo descubierto por Marx al desarrollar el materialismo histórico, dio un paso revolucionario a la ciencia, pues generó la llamada “ruptura epistemológica” que se refiere al desprendimiento de la ideología implícita en la ciencia para poder llevarla al seno del conocimiento científico. Fue seriamente criticado por tales afirmaciones.
Hablando de lo que fue tema de nuestro anterior ensayo - la ideología y los aparatos ideológicos del Estado- Althusser diseño una metodología estructuralista —aunque no la designe expresamente así— para su teoría de la dominación ideológica por medio de los AIES. La misma tomaría los siguientes enunciados como preceptos:

“1. Que cada ideología sea considerada como un todo real, unificado interiormente por su problemática propia y en tal forma que no se pueda sacar un elemento sin alterar el sentido.

2. Que el sentido de este todo depende de su relación con un campo ideológico existente y con los problemas y las estructuras sociales que le sirven de base y se reflejan en él.

3. Que el principio motor del desarrollo de una ideología singular no reside, por lo tanto, en el seno de la ideología misma, sino en el más-allá de la ideología singular.”

Estos tres preceptos, que Alhtusser diseño sin la intención de establecerlos como premisas de su método, nos sirven para entender la idea holística y sistémica, universalizante, que Althusser da a “la idelogía” que como fue explicado, sirve para unificar y operativizar la noción subjetiva de la vida con la realidad objetiva existente, siempre manipulada por los grupos que mantengan bajo su control al Estado.

Otro elemento del enfoque de análisis de Althusser, es lo que se denomina como “estructuralismo”. Este parte de la dinámica de la estructura social, de las relaciones de producción que determinan a una sociedad y no de la esencia humana como argumenta el humanismo.

Para Althusser, el hombre esta definido por un modo de producción, por una estructura social, la cual le brinda una forma de subsistencia definida. De manera que toda individualidad va depender de dicha estructura, determinada por las relaciones, en la que los hombres concretos son sujetos en la historia, en tanto agentes y no como sujetos creadores de la historia. El fundamento del pensamiento marxista, es, según Althusser, la consideración de complejos estructurales, los sistemas socioeconómicos concretamente dados en la historia.[1]

Afirmo que “lo simple no existe jamás sino en una estructura compleja; la existencia universal de una categoría simple no es jamás originaria, sólo aparece al término de un largo proceso histórico, como el producto de una estructura social extremadamente diferenciada; no nos encontramos nunca en la realidad con la existencia pura de la simplicidad, sea ésta esencia o categoría, sino con la existencia de ‘concretos’, de seres y procesos complejos y estructurados”.
Por tales aseveraciones, Althusser fue fácilmente ubicado como “estructuralista. Sin embargo, su desarrollo teórico fue el que inició el debate que abrió brecha al marxismo postmoderno –principalmente, porque motivó a los pensadores a dejar el dogmatismo marxista y desarrollarlo filosóficamente. Cabe indicar que el estructuralismo se enfoco en ver el marxismo como ciencia pura, como “ciencia de las ciencias”.

Como se dijo anteriormente, el desarrollo teórico del autor trató hacer evidente a la academia y a al PCF en la segunda mitad siglo XX que el marxismo no era humanismo, sino más bien una ciencia -ya que la interpretación de Althusser del humanismo no era más que la de una ideología más, mientras en la ciencia había ya una “ruptura epistemológica” que le permitía su carácter cientifista.

Defendía que con el marxismo se debía hacer ciencia mas allá de lo evidente, tratar de evidenciar lo que no es evidente, hacerlo evidente al desprendernos del ropaje ideológico que nos hace justificar las razones de su existencia. Argumento que el humanismo era “un concepto ideológico, burgués y oportunista, porque si bien señala un conjunto de realidades existentes, no nos permite conocerlas (…) Señala de una forma particular hechos existentes pero no nos da su esencia”. Afirmó que sólo se puede conocer algo acerca de los hombres “a condición de reducir a cenizas el mito filosófico (teórico) del hombre”. Al centrarse en el hombre, en general, el humanismo no nos permite ver a lo otro, a lo invisible. Comparó tal argumentación con el desarrollo teórico de los economicistas clásicos, que al describir la producción capitalista, no pudieron descubrir la famosa “plusvalía”, misma que Marx reveló al abordar el capitalismo fuera de la concepción ideologizada de economía. Es por ello que crítica al humanismo, por estar suscrito a un momento y desarrollo socioeconómico especifico, situación que no permite su desarrollo teórico de manera científica, siendo simplemente síntoma de su momento histórico.

Criticó también que al marxismo se le viera como una ciencia historicista. Ello porque, a su juicio, el historicismo solo piensa “lo visible del presente, no lo invisible que tiene conciencia y esta en otro lugar, solo se tiene conciencia de él pero no de otro modo de pensar”. Se sigue estando preso del presente ideológico; mientras el materialismo histórico estudiaba, como ciencia, el desarrollo de las estructuras sociales latentes en un modo de producción especifico, pero como un todo histórico, un proceso interconectado a través de la historia.

Se puede entender el pensamiento crítico y defensivo de Althusser en el siguiente párrafo: “ha apuntado contra la combinación: economicismo/humanismo”, criticando que “el primero consiste en la reducción de todas las demás instancias de la formación social a epifenómenos de la economía y, consecuentemente, en una política que se apoya en un deus ex machina económico para producir la revolución proletaria” mientras, como se describió “el humanismo interpreta la historia como el drama del Sujeto, el hombre, su enajenación y reconciliación necesaria, suprimiendo de este modo la realidad de la historia como proceso cuyo motor es la lucha de clases, obscureciendo además las líneas que deben trazarse entre clases con diferentes intereses en la lucha política, si el proletariado ha de tomar el poder”.

Tales aseveraciones afirman la convicción de Althusser de desarrollar el marxismo como ciencia, la ciencia de la historia. Ello nos hace evidente el porque de su férrea resistencia a los embates académicos que quisieron reconciliar a Marx a la democracia partidaria occidental. Althusser no se cansa nunca de repetir que el modo de producción es el objeto único del materialismo histórico, un objeto muy distinto del de las teorías de la economía política clásica y la Ilustración sobre la historia y la sociedad.
Bibliografía:
- Callinicos, Alex. “El marxismo de Althusser, la política de la ambiguedad”.
- López Arnal, Salvador. “Antología de textos de Manuel Sacristán sobre Louis Althusser”. Sitio web
www.rebelion.com
- Pérez, Ricardo. “El método marxista en la praxis revolucionaria”. Sitio web
www.sociologando.org.ve/pag/index.php?id=33&idn=110
- Gil Claros, Mario German. “La idea del humanimso en Garaudy, Sarte y Althusser, una polémica”. A parte Rei, revista de filosofía. Mayo 2008 (consulta electrónica).
- “El marxismo como teoría y como método”. Sitio web
http://www.kalipedia.com/filosofia/tema/filosofia-sigloXX/marxismo-teoria-metodo.html?x=20070718klpprcfil_410.Kes&ap=1
- Althusser, Louis. “La revolución teorica de Marx”. Traducción, Marta Harnecker. Siglo XXI editores, Mexico, 1970. Sitio web http://www.opuslibros.org/Index_libros/Recensiones_1/althusser_pou.htm
- Iglesias Caso, Javier. “La ideología y la ciencia para Louis Alhtusser”. Sitio web http://www.wikio.es/article/71748815

[1] Este concepto es criticado por algunos pensadores, pues el marxismo al mismo tiempo que trata de obviar al hombre dentro de la historia, le brinda elementos casi cósmicos al desarrollar la misión del obrero en la historia. Cabe resaltar que Althusser fue de los primeros pensadores que atentaron contra tal principio al proponer que el materialismo “no tiene sujeto ni fines”.

jueves, 4 de septiembre de 2008

¿Para quién nos educamos en Guatemala?



Tratando de adaptar la teoría de la Ideología y los aparatos ideológicos del Estado a una realidad latente en nuestro país, tomaremos el supuesto elaborado por Althusser que habla de la educación como medio central de la reproducción ideológica de los intereses clase dominante, analizando entonces el sistema educativo nacional, con sus aciertos y contradicciones. Desde ya, perfilamos unos resultados poco alentadores, a pesar (o a razón) de los varios intentos que los últimos gobiernos han realizado (o simplemente declarado). Prosigamos entonces, al planteamiento teórico propuesto por Althusser.

Aparatos Ideológicos del Estado son aquellas instituciones que trabajan a través de la ideología, operando con medios simbólicos que enajenan a los sujetos dominados (dominados por la otra clase) y los vuelven operativos al sistema de producción que necesitará “la reproducción de las relaciones de producción”. Trabaja de manera sutil, alterno a los aparatos represivos del Estado, pero armonizados bajo los intereses de la clase dominante.

El aparato ideológico toral del Estado moderno es, para Althusser, el educativo, pues “toma a los sujetos desde niños, les instruye sobre las habilidades útiles al sistema y a la ideología dominante, y les enseña el respeto a esa ideología en la moral y el civísmo, a fin de sustentar y reproducir el Status quo”. De esta manera, crea nuevos sujetos proletarizados para operativizar las relaciones de producción del sistema capitalista (o los intereses y la ideología de la clase entonces dominante).

Adentrándonos al sistema educativo nacional, comenzamos a vislumbrar una serie de elementos para reflexionar a partir de los supuestos presentados por la teoría althusseriana. Históricamente, la educación en Guatemala fue reservada para algunos pocos, a pesar del demagógico discurso declarado por los presidentes liberales del siglo XIX y principios del XX, que prometía educación gratuita, laica y obligatoria (nótese el carácter obligatorio, que puede sonar noble...pero también perverso). Hasta hace 20 años, más del 50% de la población era analfabeta, principalmente, la población indígena del área rural del país. Como el gobierno encomendó por décadas la educación a los dueños de las fincas y a su concepción vasallistica de las relaciones de producción, pocos avances se tuvieron, asumiendo este autor, el interés manifiesto del latifundista de mantener al obrero “iletrado”.

Los últimos gobiernos que hay ejercido el poder en Guatemala, (los democráticos), han declarado –al menos- su interés por reducir en analfabetismo en el país. Ahora se puede hablar de un 24% de analfabetas dentro del total de los guatemaltecos. Se observa entonces, que al sistema educativo nacional le es suficiente y satisfactorio asegurarse de alfabetizar, conociéndose que la gran mayoría de los estudiantes solo llegan al tercer grado de primaria. Es decir, aprenden a leer, ciertas concepciones básicas de la historia nacional (para nada profundas), y las operaciones aritméticas básicas.

Preguntémonos, en un primer momento, ¿Quién emplea a estos sujetos? ¿Por qué el sistema educativo no realiza esfuerzos de peso (por lo menos luchar por un incremento presupuestal directo y agresivo para el ministerio de educación) para incrementar la escolaridad de los guatemaltecos? ¿A quien conviene un trabajador con escasas nociones educativas y sociales?

En las capas socioeconómicas altas del país, las familias pudientes aseguran los mejores institutos educativos a sus hijos, tanto de enseñanza primara como básica y universitaria. Hace poco, Mario Roberto Morales introdujo en la discusión académica, un concepto que llamó “intelicidio”, que en pocas palabras, expresa como las nuevas nociones educativas (dictadas desde los centros educativos americanos principalmente) y sobre todo los medios de comunicación, promueven una cultura audiovisual que exige pocos requerimientos intelectivos para decodificar mensajes a la niñez y juventud, obviando por tanto, el posible cuestionamiento sobre los mismos.

La cultura audiovisual ha subordinado entonces a la cultura “letrada”, que según el autor, permite a los educandos decodificar un mensaje, para después entender los conceptos que este conlleva, cuestionarlos y después asimilarlos. En este orden de ideas, el joven de ahora asimila y aprende únicamente lo que ve, lo que percibe en un mensaje fácil de codificar, reproduciendo el famoso dicho de “una imagen vale más que mil palabras”. MRM asegura que el objetivo central de estos “mensajes” es el de producir seres que fácilmente acepten y no se cuestionen lo visto o escuchado, erigiendo sujetos proclives al consumo, gracias a la creación de necesidades. ¿Curioso no? Educación “para todos” literalmente. Pero distinta para cada uno.

Finalmente, analizaremos una noticia que fue publicada el día de ayer (03.09.09) en el diario “el Periódico”. Esta presentó que crece el interés de inversionistas extranjeros de implantar en Guatemala más empresas de servicios, específicamente los conocidos “call centers”. Ello, porque han encontrado bastante población bilingüe en el país, principalmente, jóvenes universitarios que ven un primer empleo en tales instituciones. En un segundo plano, se publico la opinión de un empresario nacional (seguramente beneficiado de tal negocio) que aseguró que propondrá al MINEDUC implantar como materia obligatoria, y desde los primeros años de estudio, el Idioma Inglés. ¿Vemos ahora, una relación directa con el supuesto althusseriano? Muchos de nuestros compañeros de universidad trabajan en tales empresas, siendo muchos de ellos, jóvenes de clase media que buscan cooperar con sus padres, o incluso costearse la carrera universitaria con tal empleo. Una nueva capa socioeconómica sale a relucir en este fenómeno: la pequeña burguesía –según Marx- o la clase media.

Siendo consecuentes con el autor, nos proponemos analizar desde el supuesto por el desarrollado, una respuesta a la pregunta que da título a este ensayo.

Primero, el grupo rural, generalmente indígena, e históricamente sometido a condiciones deplorables de empleo y explotación, sería educado (hasta hace algunos años) para cumplir con las labores agrarias que se necesitan en el país, para comerciar los productos del mercado, o para cumplir con empleos básicos en nuestra sociedad (entiéndase consejería, pilotos, maquilas, guardias, empleadas domésticas). Es por ello que sumar, restar, leer y escribir es más que suficiente para la “clase dominante”, asegurándose mano de obra barata, escasamente calificada, presa fácil de una relación laboral injusta. A pesar de ello, muchos ya no llegan siquiera a tales empleos, teniendo el fenómeno de la migración un creciente auge en los últimos años. Investigaciones aseguran que es el mejor capital humano del país el que emprende la odisea que representa la migración indocumentada.

Los jóvenes pudientes del país, se aseguran desde ya lugares en las mejores universidades, estudiando (los que estudian) para poder asegurarse un nivel de vida opulenta, que les permita consumir a gusto y reproducir, como lo dice Althusser, la explotación que caracteriza al capitalismo. Jefes aptos para el consumo. Para ello, una educación que transmita ideologías y concepciones estatizantes (sobre el status quo, muchas veces con fuertes cargas religiosas sin concepciones de colectividad) o bien superficiales o –las concepciones de vida “Light” promovidas por los medios de comunicación- resultarían, según Althusser, útiles al sistema.

Finalmente, jóvenes de clase media, bilingües, para operativizar el sistema comunicativo capitalista, ahora transnacional. Los sueldos son mucho más bajos que en el primer mundo, el inglés es bueno y hay escasez de empleo en el país. El nicho ideal para una empresa de este tipo. Ahora incluso, el sistema buscará crear, por medio de la educación, a estos sujetos, con habilidades bilingües. Y no sería raro que esto se diera en el corto plazo, pues el presidente actual se vanagloria de la atracción de inversión que ha venido representado por los call centers.

Todos ellos, operativos aun sistema, precapitalista en algunos casos, y capitalista en otros. El sistema educativo guatemalteco trabajaría entonces - según la tesis althusseriana- para asegurar sujetos que reproduzcan las relaciones de producción, ahora internacional gracias a la globalización.

¿Se adecua nuestro sistema a los intereses de una clase dominante entonces? ¿Nacional y/o Internacional? ¿Es por ello que se imposibilita una seria reforma educativa, como lo plantearon los acuerdos de paz? Las respuestas serán invitaciones para la reflexión del lector. Piénsese ahora, y según la teoría de los Aparatos ideológicos del Estado, en la apatía juvenil que existe hacia la política...

Teoría Política

Teoría Política
Althusser: Ideología y Aparatos Ideológicos del Estado

La teoría de la ideología y los Aparatos Ideológicos del Estado (AIE), fue un esfuerzo hecho por Althusser para ampliar y “teorizar” lo que Marx y Lenin se habían limitado a “describir”. De esta manera, se propuso investigar que medios son utilizados por el Capital, en su necesidad indispensable de reproducir los medios de producción para seguir produciendo. Es decir, las relaciones de producción existentes en una sociedad capitalista.

Este cuestionamiento lo llevo al seno de la reproducción de la fuerza de trabajo. Se cuestionó ¿Qué mecanismos utiliza el capital y las clases dominantes para reproducir las relaciones de producción existentes en las sociedades “capitalistas maduras”? Si bien el salario, como medio de compra de la fuerza de trabajo daba una respuesta, Althusser entendió que esto era una parte de lo necesario, pero la lucha del proletariado y la evolución societaria (y productiva del K) necesitaba de algo más, sobre todo en los tiempos en que la especialización y la división del trabajo sigue un ritmo bastante acelerado.

Descubrió entonces, que la clase dominante, que estaba por tanto en el control del Edo. (Recordemos que Marx sostuvo que el Edo. es el mecanismo de represión de una clase sobre otra, y que la clase en el poder asegura el sometimiento de la otra a los intereses propios de clase, pues este solo tenía sentido en función del poder y la lucha por su control), debía asegurarse el contar otros medios mas allá de los Aparatos Represivos del Estado - entiéndase polícia, ejército, tribunales, derecho, gobierno y administración, etc., instituciones al servicio del Estado. Estos medios los categorizó como Aparatos Ideológicos del Estado.

Los AIE, son realidades que se presentan en instituciones distintas y especializadas: aparato religioso, educativo, familiar, jurídico, político, sindical, de información y cultural. Todas estas instituciones, dentro de la división “burguesa” del derecho, se catalogarían como instituciones privadas, mientras los ARE son principalmente públicas. Además, mientras los ARE operan principalmente con la violencia, los AIE son principalmente ideológicos, reprimiendo “simbólicamente” pero siempre, siempre, bajo condiciones que se representan en la materialidad. Esto se explicará al entender que es la ideología para Althusser.

Ambos aparatos se articularan bajo el control del Estado, bajo el control de la ideología dominante. Por tanto, la reproducción de las relaciones de producción, específicamente de la Fuerza de Trabajo, se asegurara mediante el control de la clase dominante de los AIE.

Este control ha sido, como lo explica el materialismo histórico, resultado eterno de las contradicciones de clase y la victoria de una clase sobre otra. Así por ejemplo, los AIE en el período feudal fueron el ejército, la tierra, los espectáculos, pero principalmente, la Iglesia. Sin embargo, con el triunfo de la burguesía y la creación del Estado moderno, la nueva clase dominante, que entendió la importancia de tal institución, se empeñaría en buscar un sustituto del AI de la Iglesia. Según Althusser, tal aparato ideológico toral en el estado moderno y en el sistema de producción capitalista es la Escuela, más allá de la “idea de la ideología” que la burguesía predica sobre las instituciones democráticas.

Althusser cree que la escuela goza tal carácter central en el Estado Moderno por varias razones: toma a los sujetos desde niños, les instruye sobre las habilidades útiles al sistema y a la ideología dominante, y les enseña el respeto a esa ideología en la moral y el civísmo, a fin de sustentar y reproducir el Status quo.
Desde esta institución se aprenderá la pocisión social que cada sujeto deberá aspirar, todas operativas al sistema. Caso contrario, si el sujeto no se somete, sutiles o violentas represiones (por los ARE) le serán aplicadas. Entonces, la función de la ideología, enseñada por la Escuela a los sujetos infantes, será la encargada de reproducir las relaciones de producción en una sociedad.

Debemos entender, por último, como entendió Althusser la Ideología. Le dio dos características, el ser “a-histórica y fundamentalmente material”. Ambas se explican porque son resultado de las condiciones materiales de las clases sociales y su lucha por el poder del Estado a lo largo de la historia (tesis Marxiana). La ideología será por tanto, “una representación de la relación imaginaria de los individuos con sus condiciones reales de existencia”, muchas veces, transponiendo las condiciones reales de vida a la situación que expresa su condición material en la realidad. La relación que existe entre los hombres y las condiciones de su existencia.

Así, Althusser reafirma el carácter material de la ideología, en el sentido de que se vale de practicas materiales ejecutadas por los sujetos (que actúan en función de la ideología y la concepción imaginaria que tienen con sus condiciones reales de existencia) para poder subsistir. En este orden de ideas, el cristiano actúa en función de un credo que cree lo llevara a la vida eterna (ejecutando su ideología rezando, persignándose o hincándose), el pequeño burgués en función de su aspiración acumulativa, el sujeto de derecho en función de un Estado de derecho que supuestamente le permitirá la mejora de sus condiciones materiales de vida. La ideología fungirá como un Sujeto rector, o árbitro que dará sentido a las condiciones y actitudes materiales de vida del sujeto, perviviendo en una simbiótica relación, pues no existe sujeto sin ideología, y no existe ideología alguna, sin adecuarse a una condición o necesidad material del sujeto. Si la ideología falla o se ve cuestionada, opera la fuerza represiva asegurada a la clase en poder del Estado.

Imaginamos entonces, que el reto del sujeto es comprender esa ideología, misma que operativiza las relaciones de producción –intereses de la clase dominante- alienando en muchos casos a relaciones imaginarias a los sujetos que las crean y a ellas se sujetan. Los Amén, los así sea, los así sucede, son los ejemplos magníficos de tal alienación, la representación transpuesta de las condiciones materiales del sujeto...o el desconocimiento expreso de la ideología que en el existe. Esta ideología es silenciosa, se oculta, se niega. Los AIE ejercen su función. Sin embargo, para Althusser, la lucha de clases, la conciencia para sí, permitirá que en el seno de los AIE vayan entrando los intereses de clase, en este caso, del proletariado.